GENGHIS KAN
Quien estaba llamado a forjar el más vasto imperio que ha conocido la humanidad nació en las desoladas estepas de Mongolia, allí donde el frío y el viento hacen a los hombres duros como el diamante, insensibles como las piedras y tenaces como la hierba áspera que crece bajo la nieve helada. El pueblo mongol era uno de los pueblos nómadas más pequeños que vagaban con sus rebaños por los confines del desierto de Gobi, en busca de pastos. Cada uno tenía su propio kan o príncipe, encargado de cuidar que en su territorio reinase un cierto orden.